Palabras de la Directora General - Estela María Irrera de Pallaro
A las futuras generaciones de alumnos
Iniciamos cada nuevo ciclo lectivo con el firme propósito de formar a un niño o a un joven en valores iluminados por ideales que contribuyan a construir su personalidad.
Para lograrlo, asumimos el compromiso de contribuir a la formación integral de cada uno de nuestros alumnos transmitiéndoles los principios de verdad no solo con palabras sino con actitudes y comportamiento. Con el propósito de fomentar en ellos la adquisición de un compromiso de entrega al prójimo y al bien común por encima de intereses grupales o, a veces, demagógicos que paralizan toda posibilidad de confraternidad, procuramos guiarlos a optar por la razón, la paciencia, la seguridad y la humildad frente a la soberbia y la imposición. En igual sentido, orientamos a nuestros alumnos a experimentar la fortaleza que se obtiene a través de la perseverancia y el continuo aprendizaje para desarrollar los valores que nos permitan permanecer en la verdad, la justicia y la solidaridad.
Con el mismo espíritu educativo, promovemos el desarrollo de la profesión elegida, manteniendo nuestra convicción con seguridad, más allá de las dudas que pueda plantear el entorno, viviendo por vocación la urgencia de autoeducarnos en un proceso permanente de perfeccionamiento asumido como un desafío para llegar a ser cada vez mejores para nosotros mismos y también para los demás.
Sabemos que se educa más por lo que se es que por aquello que se dice y se hace, y es por ello que nuestras palabras no son meros adjetivos añadidos a la persona sino propios de personalidades ricas en valores. Estamos convencidos de que no somos mera asistencia funcional sino presencia humana personalizante y, por el mismo motivo, nuestra profesión es una vocación vital que nos lleva a saber prudentemente desvivirnos para que nuestros alumnos tengan una vida rica en valores fundamentales.